Vaca Muerta marca récord de producción petrolera y enfrenta nuevos cuellos de botella

El shale oil superó los 550 mil barriles diarios, pero la desaceleración en la perforación y la falta de infraestructura ponen en duda la sostenibilidad del crecimiento.

Energía20/11/2025RedacciónRedacción

La producción de petróleo no convencional en Vaca Muerta alcanzó un nuevo récord en septiembre de 2025, con 550.881 barriles por día, lo que representa dos tercios del total nacional. El incremento interanual fue del 30 %, con una producción total de crudo en el país de 833.874 barriles diarios. Este desempeño responde a mejoras operativas en perforación horizontal, mayor eficiencia en etapas de fractura y una agresiva política de recuperación de pozos, especialmente en las áreas de mayor productividad de Neuquén.

Sin embargo, el ritmo de perforación muestra signos de fatiga. El número de nuevos pozos perforados viene cayendo desde mayo, y operadores como Chevron, que proyecta llegar a 30.000 barriles diarios hacia fin de año, advierten sobre la necesidad de incentivos sostenidos. Además, la infraestructura de transporte disponible no acompaña el salto productivo: la capacidad actual de evacuación es de 500.000 barriles diarios, muy por debajo del potencial proyectado de 1,3 millones de barriles, lo que genera tensiones logísticas y riesgo de cuellos de botella en 2026.

Desde el plano macroeconómico, el Gobierno busca capitalizar este auge como plataforma exportadora, en paralelo al desarrollo del GNL. Pero el desafío fiscal, la volatilidad regulatoria y la falta de reglas claras para el acceso al mercado de cambios siguen siendo obstáculos estructurales para atraer inversiones de largo plazo. El desempeño reciente de YPF, con un crecimiento del EBITDA del 15 % en 2024, no oculta que buena parte del sistema aún depende de subsidios y condiciones preferenciales para operar.

La continuidad del crecimiento en Vaca Muerta exige una convergencia simultánea de políticas públicas, inversión privada y expansión de infraestructura. En el escenario actual, la ventana de oportunidad es real pero limitada: sin planificación estratégica, los récords alcanzados podrían transformarse en techos productivos. La sostenibilidad del shale argentino se jugará en los próximos dos años.

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