Europa reconfigura el mercado global del gas con su avance sobre el GNL

El desplazamiento de la demanda desde Asia hacia Europa redefine precios, flujos comerciales y estrategias de exportación a nivel mundial.

Energía10/11/2025RedacciónRedacción

La fuerte aceleración de las importaciones de gas natural licuado (GNL) por parte de Europa durante 2025 está generando un giro estructural en el mercado global del gas. Según datos de IndexBox, el continente incorporó 101,38 millones de toneladas de GNL en los primeros diez meses del año, 16,75 millones más que en igual período de 2024, mientras que Asia redujo su demanda en más de 14 millones de toneladas. Este cambio consolida a Europa como nuevo eje de atracción de gas licuado, en reemplazo del rol protagónico que venía ejerciendo Asia desde hace más de una década.

Este viraje tiene impactos inmediatos. La competencia por cargamentos eleva los precios spot, genera mayor volatilidad en los contratos y pone presión sobre los compradores más sensibles al costo, como India, Pakistán y Bangladesh. Además, obliga a los países exportadores y a los nuevos proyectos de licuefacción a recalibrar sus estrategias: el acceso a los mercados europeos implica adaptar estándares técnicos, certificar orígenes sostenibles y resolver cuellos logísticos vinculados al transporte marítimo y las terminales de regasificación.

En ese contexto, Argentina podría encontrar una oportunidad estratégica. El proyecto Argentina LNG, impulsado por YPF junto con ENI y ADNOC, podría beneficiarse de esta nueva configuración si logra posicionarse como un proveedor confiable para el hemisferio norte. La cercanía relativa al Atlántico y la estabilidad jurídica comparativa respecto de otros actores emergentes son ventajas que podrían ser valorizadas por los compradores europeos, ávidos de diversificar fuentes frente a la salida del gas ruso.

Sin embargo, la ventana no estará abierta indefinidamente. El auge actual del GNL en Europa convive con metas de descarbonización más estrictas, lo que podría reducir la demanda estructural de gas hacia fines de esta década. Para capturar esta oportunidad, Argentina deberá acelerar los tiempos de ejecución, asegurar reglas estables para exportadores y definir una estrategia de integración a los mercados que combine competitividad, financiamiento y diplomacia energética.

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