La nueva regulación de metano de la UE genera alarma entre los proveedores de gas por riesgos a la seguridad energética

Las exigencias ambientales sobre importaciones de gas tensionan la relación entre Bruselas y sus socios energéticos globales, que advierten sobre posibles restricciones de suministro.

Economía y Mercados11/11/2025RedacciónRedacción

La implementación del Reglamento de Emisiones de Metano de la Unión Europea ha encendido alertas entre los principales proveedores internacionales de gas, que advierten que las nuevas exigencias ambientales podrían comprometer la estabilidad del suministro energético del bloque. La normativa, que busca reducir drásticamente las emisiones fugitivas en toda la cadena de producción y transporte de hidrocarburos, impone por primera vez obligaciones también sobre los combustibles fósiles importados, afectando a países terceros sin capacidad tecnológica o institucional para cumplir con los estándares europeos.

El reclamo, encabezado por productores de Medio Oriente, África y América Latina, sostiene que el costo y la complejidad de certificar emisiones en origen —especialmente en operaciones offshore, yacimientos fragmentados o en regiones sin infraestructura de monitoreo— podría forzar la reducción o redireccionamiento de volúmenes destinados a Europa. El riesgo es particularmente sensible en un contexto donde la UE aún depende de importaciones para cubrir más del 80 % de su demanda de gas, y busca diversificar proveedores tras el corte del suministro ruso.

La normativa, aprobada por el Parlamento Europeo en octubre, establece que los importadores deberán presentar planes de mitigación de metano, reportes de fugas y datos auditados de emisiones. Esto representa un cambio estructural en la gobernanza del comercio internacional de gas: Europa no solo regula su mercado interno, sino también condiciona el acceso de terceros países a través de estándares climáticos. Las empresas que no cumplan podrían ver bloqueadas sus ventas o enfrentar penalizaciones económicas.

Para exportadores como Argelia, Nigeria, Egipto o Qatar —y potencialmente Argentina si avanza en su plan de GNL— el nuevo régimen representa un desafío operativo, regulatorio y comercial. A nivel global, anticipa una etapa de competencia regulatoria donde el cumplimiento ambiental podría convertirse en barrera no arancelaria. La seguridad energética europea dependerá, cada vez más, de equilibrar ambiciones climáticas con condiciones realistas para sus socios energéticos.

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