La nueva plataforma de Petrobras en el pre sal Búzios: impulso brasileño que proyecta efectos para la Argentina

La unidad P ‑91 de Petrobras, con capacidad para 180.000 barriles/día de crudo y 12 millones m³/día de gas, abre un “hub” de exportación en el Formación de Pre Sal de Santos que podría redefinir dinámicas regionales de gas y petróleo.

Energía24/10/2025RedacciónRedacción

La petrolera estatal brasileña Petrobras inició el proceso de contratación para la construcción de la plataforma flotante P ‑91 (proyecto “Búzios 12”) en el campo de Campo de Búzios, en la Cuenca de Santos, con una capacidad declarada de producción de 180.000 barriles por día de petróleo y 12 millones de m³ diarios de gas natural. Esa unidad es concebida no sólo para procesar su propia producción, sino también para funcionar como un “hub” exportador de gas del área, conectándose a 16 pozos (8 productores y 8 inyectores de agua/gas).

El proyecto avanza sin necesidad de inversiones adicionales en escoamiento terrestre ni unidad de procesamiento en tierra, al aprovechar la capacidad libre del gasoducto denominado “Rota 3” hacia el complejo de Boaventura en Itaboraí (RJ). Esto reduce barreras de infraestructura, acelera tiempos y puede aumentar la competitividad del gas brasileño.

Para la Argentina, esta iniciativa ofrece múltiples repercusiones estratégicas. Primero, pone en evidencia la aceleración de los desarrollos del pre sal brasileño, lo que podría generar mayor oferta regional de crudo y gas, presionando márgenes de exportación o planteando escenarios de competencia, pero también de complementariedad, para la industria local en desarrollo (por ejemplo en la Formación de Vaca Muerta). Segundo, el refuerzo del gas exportable brasileño puede modificar los flujos regionales, impactando la demanda de GNL argentino, y obligando a que nuestro país defina si se inserta como actor competitivo o como proveedor de servicios / tecnología.

Finalmente, el proyecto muestra que Brasil opta por una lógica de “hub gasífero offshore” desde áreas profundas, lo cual exige a la Argentina y a su sector energético avanzar en escala, marcos regulatorios estables y logística de exportación/internacionalización. Para que se beneficie de esa tendencia, el país necesita consolidar sus cadenas de valor, asegurar inversiones y fijar incentivos que permit an que el impulso brasileño no quede como una ventaja comparativa que deje a la Argentina rezagada, en lugar de una referencia a seguir.

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