BP retrasa el pico de demanda de petróleo al 2030: oportunidad y dilemas para América Latina

La petrolera británica proyecta un mayor consumo de fósiles en la próxima década, lo que reconfigura escenarios para la región.

Energía29/09/2025RedacciónRedacción

El nuevo escenario energético global trazado por BP, que sitúa el pico de demanda de petróleo hacia 2030 en lugar de 2025, reabre el debate estratégico en América Latina. Esta revisión, motivada por tensiones geopolíticas, costos de transición y realineamientos económicos, podría extender la ventana de oportunidad para países productores como Brasil, México, Colombia, Guyana y Argentina, donde los proyectos en curso aún dependen de una matriz hidrocarburífera sólida.

La demanda sostenida de crudo y gas a nivel global otorga mayor valor a los activos fósiles de la región, y refuerza el atractivo de nuevas rondas exploratorias o ampliación de proyectos en curso, como el offshore brasileño o el shale argentino. A su vez, la infraestructura existente —oleoductos, terminales de GNL y refinerías— gana relevancia frente a un mundo que aún prioriza la seguridad energética frente a metas climáticas.

Sin embargo, esta prolongación del ciclo fósil no está exenta de riesgos. Las señales contradictorias en la transición energética pueden reducir el apetito inversor en energías renovables o postergar decisiones estructurales de diversificación productiva. Además, expone a los países latinoamericanos a mayores presiones externas por compromisos climáticos, especialmente si los marcos regulatorios carecen de credibilidad o ambición.

En este contexto, los gobiernos de la región enfrentan un dilema estratégico: aprovechar al máximo el ciclo extendido de demanda de fósiles sin comprometer sus transiciones futuras. La decisión de BP no solo modifica balances globales de oferta y demanda, sino que obliga a América Latina a definir con mayor claridad cómo equilibrar desarrollo, seguridad energética y descarbonización.

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